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CIRCE evalúa el comportamiento ambiental de 80 viviendas tuteladas del barrio de Las Fuentes de Zaragoza

El estudio de ACV realizado constituye una herramienta esencial para la toma de decisiones sobre la elección de materiales desde el punto de vista económico y ambiental

Los edificios generan impactos ambientales a lo largo de todas las etapas de su ciclo de vida, desde la extracción de las materias primas de los materiales hasta el transporte de las mismas, pasando por los aspectos ambientales asociados al proceso productivo de los materiales, el transporte de estos materiales a la obra, la construcción, el uso y el mantenimiento del edificio construido y, finalmente, su demolición y gestión de los residuos producidos en el final de su vida útil. 

La evaluación del comportamiento ambiental de un edificio teniendo en cuenta su ciclo de vida, permite identificar, desde la fase de diseño, soluciones constructivas que minimicen los impactos del edificio a lo largo de todas las etapas de su existencia. 

Así lo ha hecho el centro tecnológico CIRCE, por encargo de Zaragoza Vivienda, en la residencia con 80 viviendas tuteladas situada en la confluencia de las calles de Fray Luis Urbano y María de Aragón, en el barrio de Las Fuentes de la capital aragonesa. 

De este modo, CIRCE ha realizado una evaluación del comportamiento ambiental del edificio con un software y herramientas innovadoras desarrolladas en el marco de los proyectos europeos NEED4B y Buildheat. 

Más específicamente, se han evaluado los impactos a nivel de caracterización teniendo en cuenta las categorías de evaluación de impacto de potencial de calentamiento global, demanda de energía primaria y demanda de agua. 

Tanto para la parte de obra ya ejecutada como el proyecto a ejecutar, se ha realizado un análisis teniendo en cuenta el movimiento de tierras, cimentación y saneamiento horizontal, estructura, cubierta, albañilería, revestimientos continuos, pinturas, carpinterías y vidrios, ventilación, calefacción y climatización, electricidad, fontanería y urbanización y exteriores. 

El proyecto desarrolla en planta baja un equipamiento comunitario ligado a una zona verde y una zona de aparcamiento en superficie. Las viviendas se distribuyen de planta primera a cuarta. La cimentación es de tipo profundo y el sistema estructural se compone principalmente de pilares y forjados reticulares de hormigón armado. 

El cerramiento del edificio se realiza mediante una fachada ventilada cuyo acabado es de policarbonato alveolar, excepto en planta baja que la fábrica de ladrillo se termina con enfoscado de mortero y acabado de resinas para exterior. La cubierta principal se trata de un sistema invertido acabado en grava. Por último, la compartimentación interior del edificio se lleva a cabo mediante tabiquería de gero de hormigón enfoscado de mortero y/o comparticiones en seco formadas por estructuras metálicas auxiliares con aislamiento incorporado y trasdosadas con cartón-yeso.

Resultados del estudio y conclusiones

Los resultados de este primer estudio muestran que, teniendo en cuenta todo el ciclo de vida completo del edificio, las dos etapas más relevantes en términos de impacto son la fase de producto y la fase de uso, las cuales representan el 90% del impacto total en términos de emisiones equivalentes de CO2. Respecto a la fase de producto, el hormigón armado de la estructura representa el 16% del total de emisiones equivalentes de CO2, seguido por el policarbonato alveolar de los revestimientos que representa un 14%. 

 

Gráfico materiales

Respecto a la fase de uso, el consumo eléctrico representa un 81% del total de emisiones equivalentes de CO2, seguido por el gas natural (16%) y el consumo de agua de red (3%). 

Gráfico consumo

Si se consideran las cuatro etapas del ciclo de vida del edificio (producción, construcción, uso y fin de vida), el hormigón armado representaría un 7,4% de las emisiones totales del edificio, y en el caso del policarbonato alveolar de la fachada, un 6,7%. Con referencia a este último, se ha comprobado que la posibilidad de un cambio de material, en lugar del policarbonato alveolar, tendría una incidencia importante en la fase de producto. 

Sin embargo, un cambio en la fachada podría modificar la demanda energética del edificio en la fase de uso. Así, tras realizar el análisis se ha comprobado que la selección de material no solo debe tener en cuenta las emisiones y energía embebida del mismo, sino que es recomendable realizar un estudio detallado de simulación energética del edificio teniendo en cuenta las posibles modificaciones. 

Por otra parte, del análisis se ha desprendido que la reducción de los impactos de la fase de uso, debido al consumo eléctrico de la red, se puede alcanzar aumentando el aporte de energía eléctrica a partir de fuentes renovables (principalmente fotovoltaica). 

Finalmente, para poder contabilizar las mejoras que se pueden alcanzar con diferentes opciones orientadas a reducir los impactos de la fase de producto y uso del edificio, el proyecto ha recomendado valorar dichas soluciones bajo el enfoque de ciclo de vida para evitar que una mejora en la fase de uso conlleve un aumento de impactos en la fase de producto y viceversa.

La construcción sostenible consigue aunar calidad y eficacia a largo plazo a un coste asumible y manteniendo el compromiso de cuidado del medio ambiente

Tras las conclusiones y recomendaciones aportadas por CIRCE en este primer estudio, Zaragoza Vivienda ha decidido llevar a cabo algunas modificaciones en el diseño del edificio con el objetivo de reducir los impactos ambientales derivados de su construcción y contribuir a la estrategia de descarbonización del sector de la edificación

Las actuaciones se han centrado en la supresión del policarbonato de todo el proyecto, mejora de la envolvente del edificio mediante el aumento de aislamiento y mejora de las carpinterías, eliminación del gas natural como fuente de generación de calor e incorporación de paneles solares híbridos (térmicos + fotovoltaicos). 

Los resultados del análisis del ciclo de vida de las modificaciones en el proyecto muestran que con las nuevas acciones planteadas se consigue reducir un 16% las emisiones equivalentes de CO2 durante la fase de producto y un 11% durante la fase de uso. 

Esto representa un ahorro anual en términos de emisiones de 24,6 toneladas de CO2 equivalente. Este proyecto, ejecutado por CIRCE, demuestra que el análisis de ciclo de vida constituye un paso imprescindible para caminar hacia la construcción sostenible. 

Mientras que las prácticas constructivas estándares están guiadas por consideraciones económicas a corto plazo, la construcción sostenible se basa en aunar calidad y eficacia a largo plazo a un coste asumible, manteniendo el compromiso de cuidado del medio ambiente.

Sala de prensa
Circe

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